miércoles, 24 de octubre de 2007

LA CIUDAD FANTASMA QUE NUNCA LO FUE

Hace poco disfruté de un día de vacaciones entre semana (creo que era un lunes), fuera de los períodos vacacionales usuales. Por supuesto me levanté más tarde de lo habitual, sin despertador, con calma, y tras la ducha pertinente salí a la calle. Para empezar quedé profundamente extrañado cuando me crucé con un par de vecinos en el ascensor y en el portal, lo cual ya me dejó pensativo. Pero fue al pisar la calle cuando quedé aturdido de tal manera que aún no me he repuesto. Para mi sorpresa, que fue tremenda, descubrí que la calle estaba llena de gente, de todas las edades además, cruzando pasos de cebra, entrando en tiendas, sentados en las terrazas de diversos cafés, haciendo footing o simplemente paseando. ¡¡Rayos, hay vida fuera de la oficina!! Yo pensaba que todo se paraba, que la gente que no estaba en la oficina estaba en el coche para ir a otra oficina, o que estaba todo el mundo en los bancos, bien adentro, o en el INEM. Yo pensaba que mientras yo trabajo, sólo existen las personas a las que veo en los otros despachos, y algunas vocecillas con las que hablo por teléfono. Yo pensaba que en la calle sólo encontraría a los Hombres Grises fumando sus puros, y semáforos en ámbar, y quizá algún perro desahuciado. Claro que ya debía haber intuido algo en alguna de las (pocas) ocasiones en que me he quedado en casa por estar malo. En aquellas ocasiones, en las que no salí a la calle dado que estaba enfermo, se me ocurrió encender la televisión y quedé terriblemente sorprendido y horrorizado al ver que funcionaba, que había programas, series, etc. ¡Qué shock!! La gente existe fuera de mi trabajo en días laborables. Las cosas siguen funcionando aunque yo no las mire. Definitivamente debería hacer algo para obtener más tiempo libre entre semana y salir a investigar a toda esa gente que ví por ahí, y todas esas máquinas y otras cosas que parece ser funcionan a diario. Sólo quiero cerciorarme de que todo eso que vi no son fantasmas. Casi preferiría haberme encontrado con el humo blanco de los puros de los Hombres Grises.

2 comentarios:

lulabylula dijo...

Yo siempre libro entre semana, y llevo años defendiendo que es muho mejor. Menos cola en los supermercados, precios mas económicos en los cines, menos muchedumbre en las tiendas...

Oreja dijo...

Lo mejor es no tener que hacer nada. Ante esa imposibilidad, lo mejor es disfrutar de tu tiempo libre, sea cuando sea.
Quizá no sea que haya más gente lo que sorprende, si no que haga algo distinto a ti y les sea igual de válido.
Un abrazo.