lunes, 29 de enero de 2007

El Rayo Verde



Paseando por los abruptos, verdes y violentos acantilados de la costa sur de Sydney, me doy cuenta de que es este el lugar perfecto para poder ver el Rayo Verde, aunque por suerto yo ya no lo necesito.

domingo, 28 de enero de 2007

MEMORIAS DE MARCELO

Extraído del Diario Cuarto: Esta parte del texto aparece semi ilegible en el original, por lo que solo se ha podido reconstruir de manera parcial tras un estudio total de sus memorias:
“… así, durante un segundo imposible, atemporal, pude Ver… (ilegible)…siglos de acontecimientos que me dejan embriagado…(ilegible)…y esa noche, era como cualquier otra, con sus chiquillos corriendo bajo los cipreses del cementerio, con sus estrellas sonrientes y tristes a la vez, con pequeñas nubes vacilantes escapadas de nuestros sueños. Aquella noche, la primera en la que fui capaz de Ver, y todas las siguientes, vuelven a hacer de mí un niño que piensa que el alba nunca llegará, y que cree que puede hacer lo que quiera y ser quien quiera, y que vuela raso, arrancando el rocío de las briznas de hierba fresca, y que se sube a todos los árboles, y a todos los muros, sin saber siquiera para que están allí, y que llora porque puede elegir qué sueña. Pues así, cada noche a partir de aquella, respiro y mi corazón, harto ya del día, se acelera y late febril e irregularmente, con continuas arritmias, y casi puedo sentir como se quiere escapar por entre las costillas. Yo Quiero que se escape. Vuelvo a ser un niño. Sudor frío en las manos inocentes, ensoñaciones inspiradoras, brisa lenta, húmeda, que trae recuerdos del ayer y visiones del mañana. Y ahora oigo el deseo de los árboles, y escucho el sedoso entrechocar de las hojas de un verde imposible, que me susurran un millón de sugerencias, y que me hacen preguntas que no sé ni quiero poder contestar nunca. Y la noche es tan densa que para caminar debo ir apartando con las manos los sueños, los deseos, las inquietudes, los anhelos, las ilusiones de color rojizo y las tiernas aspiraciones de infinitas almas. Herencia única de la desesperación colectiva, hogar de escritores y músicos, idealistas y pensadores. Turbación absoluta, temblores, mundanas pasiones, olores infames. Enamoramiento perpetuo que me deja sofocado. El ir y venir de los tiempos. Tumbado en el suelo acogedor de cualquier lugar, espero que la noche nunca acabe, que extienda sus dominios de pureza por siempre, y que eternamente queramos correr y escondernos para que nos encuentre la luna siempre atenta, que nos cuente historias y nos llene de misterios que jamás se resuelvan, y que muten en otros misterios que a su vez se ramifiquen…(ilegible)… Aquí siempre hay luz. La noche sólo la vivimos cuando paramos en algún mundo al que nos lleva nuestro Duque para fines que desconocemos, de acuerdo a las órdenes…(ilegible). Pero en nuestra nave, nunca es de noche y nunca es de día. La luz estelar que se esparce por la nada incomprensible que nos rodea en nuestro viaje, tiene la intensidad del amanecer, que parece avisar de la llegada de un día que nunca llega, o la del atardecer de una noche lejana, furtiva, y desde luego no tiene la magia del uno ni del otro. Me encuentro exhausto, al igual que el resto de la tripulación […] ”

sábado, 6 de enero de 2007

Citas, citas...

"Es más moral y más divertido llevarse la mano a la polla que el dedo al gatillo."

Lawrence Lipton

lunes, 1 de enero de 2007

MEMORIAS DE MARCELO

Extraído del Diario Décimosegundo: “[...] En nuestro sueño, vimos de nuevo aquel amanecer, tanto tiempo ya negado. La Tierra nos pareció tan cercana… Y al despertar, el dolor que sentimos no fue muy distinto al de otros despertares. Éramos conscientes de que todavía quedaban muchos sueños como anunciación de nuestro lejano hogar. Mil veces habíamos creído llegar, debido más al deseo colectivo, que a verdaderas razones empíricas. Sin embargo, es cierto que nos acercábamos, como certificamos por nuestra proximidad a las tres galaxias Seyfert, sobre las que tantos capítulos dediqué en mi Diario Quinto. Como decía Nuestro Duque, cada mundo, cada estrella…, cada ser que nos habíamos encontrado nos había hecho crecer, creer, soñar, pero también, nos había ayudado a entender mejor nuestra anhelada Tierra [...]”