jueves, 21 de febrero de 2008

KEEP IT REAL

Os invito a que visiteis la página de YouTube de este tío (http://es.youtube.com/user/dipsetmuthafucka). Es un apasionado de la música, que se graba bailando sus canciones preferidas en distintas localizaciones: parques, cualquier calle, supermercados, etc... Es divertidísimo. Aquí os lo dejo bailándose a los Remains.

martes, 13 de noviembre de 2007

EL RAYO VERDE (2)


Cuenta la leyenda, que cuando se pone el sol, el último rayo visible es de color verde, como un destello esmeralda, y que aquel que lo vea, tendrá la virtud de no equivocarse jamás en cuestiones de amor, y por lo tanto podrá hallar su amor verdadero.

La primera vez en mi vida que tuve conocimiento de El Rayo Verde fue tras leer la novela de título homónimo de Julio Verne, publicada en el año 1882. Debía yo rondar los 14 o 15 años. La novela describe sosegadamente la búsqueda del Rayo Verde por una jovencita a lo largo de gran parte del planeta, con un final tremendo que no pienso desvelar dado que supongo muchos no la habréis leído (aprovecho para recomendarla intensamente). Desde entonces, esa leyenda tan romántica y pura se me quedó grabada en el corazón y mente. Algunos recordaréis mi post de Enero en el que mostraba la fotografía de una costa de Australia que ofrecía un encanto particular para poder ver el Rayo Verde.

Pues bien, el otro día, curioseando por Internet, descubrí que al menos una parte de la leyenda del Rayo Verde es verdad. El Rayo Verde es un fenómeno óptico que se produce en el momento último en que el sol se pone, y es debido a la refracción de los rayos de luz en la atmósfera (no voy a entrar en datos más técnicos). Pero también puede verse al amanecer, en el primer instante en que el sol asoma por el horizonte. Os adjunto una foto tomada en las costas de Cádiz por algún internauta, de quien la he tomado prestada. Quien esté interesado en ver el Rayo Verde auténtico, deberá, eso sí, seguir una serie de recomendaciones:

1. Buscar un horizonte llano: para ello, el mar resulta excelente.
2. Resulta muchísimo más fácil verlo al atardecer que al amanecer, debido principalmente a que durante el atardecer eres capaz de seguir al globo solar en su descenso hacia el horizonte, y por lo tanto puedes determinar el momento exacto en que el sol desaparecerá. Por esta razón, aquellos que vivimos en las costas del Levante español, nos será muy difícil verlo en nuestra tierra, ya que nosotros nunca vemos la puesta del sol por el mar.
3. El día debe estar despejado de nubes, y el aire debe ser transparente, claro, diáfano (esto, según la mayoría de las recomendaciones encontradas. También hay quien sugiere que cierta neblina en el horizonte potencia el efecto del rayo).
4. El globo solar debe ser de color amarillo intenso. Si el día que intentamos verlo está rojo, olvidadlo.
5. Si tenéis ocasión, es más fácil divisarlo desde latitudes elevadas, esto es, en zonas próximas a los polos, debido a que el sol desaparece mucho más lentamente por el horizonte. En tales latitudes, el fenómeno puede durar varios minutos.

Así que, al menos la mitad de la leyenda es cierta. La otra mitad la tendréis que corroborar vosotros mismos… Por suerte, no es la única forma de encontrar el amor verdadero, pero resulta definitivamente mágica.

miércoles, 24 de octubre de 2007

LA CIUDAD FANTASMA QUE NUNCA LO FUE

Hace poco disfruté de un día de vacaciones entre semana (creo que era un lunes), fuera de los períodos vacacionales usuales. Por supuesto me levanté más tarde de lo habitual, sin despertador, con calma, y tras la ducha pertinente salí a la calle. Para empezar quedé profundamente extrañado cuando me crucé con un par de vecinos en el ascensor y en el portal, lo cual ya me dejó pensativo. Pero fue al pisar la calle cuando quedé aturdido de tal manera que aún no me he repuesto. Para mi sorpresa, que fue tremenda, descubrí que la calle estaba llena de gente, de todas las edades además, cruzando pasos de cebra, entrando en tiendas, sentados en las terrazas de diversos cafés, haciendo footing o simplemente paseando. ¡¡Rayos, hay vida fuera de la oficina!! Yo pensaba que todo se paraba, que la gente que no estaba en la oficina estaba en el coche para ir a otra oficina, o que estaba todo el mundo en los bancos, bien adentro, o en el INEM. Yo pensaba que mientras yo trabajo, sólo existen las personas a las que veo en los otros despachos, y algunas vocecillas con las que hablo por teléfono. Yo pensaba que en la calle sólo encontraría a los Hombres Grises fumando sus puros, y semáforos en ámbar, y quizá algún perro desahuciado. Claro que ya debía haber intuido algo en alguna de las (pocas) ocasiones en que me he quedado en casa por estar malo. En aquellas ocasiones, en las que no salí a la calle dado que estaba enfermo, se me ocurrió encender la televisión y quedé terriblemente sorprendido y horrorizado al ver que funcionaba, que había programas, series, etc. ¡Qué shock!! La gente existe fuera de mi trabajo en días laborables. Las cosas siguen funcionando aunque yo no las mire. Definitivamente debería hacer algo para obtener más tiempo libre entre semana y salir a investigar a toda esa gente que ví por ahí, y todas esas máquinas y otras cosas que parece ser funcionan a diario. Sólo quiero cerciorarme de que todo eso que vi no son fantasmas. Casi preferiría haberme encontrado con el humo blanco de los puros de los Hombres Grises.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Clase de inglés

He de reconocer que mi inglés no es muy bueno, y que nunca aprendí correctamente el uso del GOOD MORNING, GOOD AFTERNOON, GOOD EVENING y GOOD NIGHT, supongo que porque nadie me lo explicó de manera adecuada. Pero a base de visitar cientos de hoteles, me veo en posición de daros hoy una clase magistral.

La mejor forma de aprender cualquier materia es mediante ejemplos prácticos, así que ahí va el mío:

Estoy de viaje a cualquier país de habla inglesa que se encuentre al este de Castellón (nunca viajo hacia el oeste). Vale, pues imaginaros que mi avión llega a las 23:00 horas (para este ejemplo hay que ser muy técnico). Luego debo pasar inmigración, recoger el equipaje, cambiar dinero a moneda local y pasar por la aduana: ¿nada que declarar? No. Bueno, de todas formas pase por aquí que lleva un bulto raro. Finalmente cojo un taxi y llego agotado a la recepción del hotel, en general 24 o 30 horas después de haber abandonado mi casa y familia.

Bien, pues en estas situaciones suelo pisar el hotel pasadas las 00:00 horas, digamos, por ejemplo, a las 00:01 horas. El/la (en adelante, siempre masculino por comodidad lingüística) joven, porque siempre es alguien muy joven, me recibe con una sonrisa tal que parece que su cara sea reversible, y con un GOOD MORNING cantarín e idílico: ¡Buenos días! ¿Está de coña? Son las doce y un minuto de la madrugada!!!! Llevo 30 horas sin dormir, llego en plena noche con los grillos en el punto álgido de su concierto, y el tío me dice buenos días. ¡¡Tócate los huevos!! Y luego, después de hacer todas las gestiones para registrarme en el hotel, cuando me separo del mostrador de recepción arrastrando mis pies hacia el ascensor, el tío se despide con un GOOD NIGHT, y tan tranquilo oye. Definitivamente, este tío está tonto.

La cosa es que si hubiera llegado a las 23:59, el recepcionista me hubiera dicho GOOD EVENING. Esta puntualidad inglesa es así. Ahora, tengo una duda terrible: ¿Qué pasaría si llegara a las 00:00 horas exactamente? ¿Me diría GOOD EVENING o GOOD MORNING? A mí me parece que, con los esquemas temporales tan cuadriculados que tienen, me diría GOOD EVENING, y un segundo después GOOD MORNING, y después otra vez GOOD EVENING, y así se quedaría pillado en una espiral neuronal sin fin hasta que se les quemaría el cerebro. Lo tengo que probar.

En definitiva, para aquellos que no tengan muy claro el uso de todas estas frases, aquí va la conclusión a la que he llegado yo solito:

-Desde las 00:00 horas hasta las 12:00 horas te saludan con un GOOD MORNING (buenos días).
-Desde las 12:00 horas hasta que anochece te saludan con un GOOD AFTERNOON (buenas tardes).
-Desde que anoche hasta las 00:00 horas, te recibirán con un GOOD EVENING (buenas tardes, tardes).
-Y cuando te vas a sobar, es cuando por fin se dice GOOD NIGHT.

Más de uno se dirá ahora: bien, teniendo claro esto, tampoco es para tanto, ¿no?

Y tienes razón, querido lector. No debería serlo. El problema es que este idioma, el inglés, tiende al absolutismo, mientras que nosotros, en castellano, lo relativizamos todo. Dejadme que me explique, y os ponga otro ejemplo de paso.

El vocablo TONIGHT, en inglés, significa “esta noche” (como ya sabéis, supongo). Pero significa “esta noche” sólo hasta las 00:00 horas. Eso es hablar en términos absolutos tal y como hacen en los países de habla inglesa. Sí, en castellano también lo es, al menos de manera teórica, pero nosotros relativizamos, es decir, utilizamos “esta noche” según las circunstancias. A ver, si quedamos para tomar unas cervezas en un pub a las 01:00 horas, diremos que nos vemos “esta noche” a la 1 en tal sitio. Y todo el mundo nos entendemos, da igual que a las 01:00 horas sea ya domingo en vez de sábado. Ellos dirían que nos vemos TOMORROW a la 1 de la mañana. ¿No resulta confuso?

Y esta explicación me lleva al otro ejemplo:

En mi último viaje a la India, aterricé en una ciudad llamada Bangalore, directo desde París. Para variar, como últimamente, no me llegó la maleta. Era la madrugada de un lunes a un martes (a todos nuestros efectos, los castellanos parlantes, todavía era lunes). Me acerco a reclamar la susodicha y maldita maleta al mostrador correspondiente, y por supuesto me reciben con un alegre GOOD MORNING (debían ser las 00:30 horas). Yo iba a estar en Bangalore hasta el miércoles, es decir, 2 noches: la noche del lunes al martes (la que he llegado), y la del martes al miércoles. Nos centramos, ¿verdad? Ellos me dicen que la maleta llegará en el avión de TODAY, es decir, el del martes, claro (como comentaba, debían ser las 00:30 horas), y me preguntan, por si acaso la maleta llegara en un vuelo posterior al que suponen, que cuantas noches voy a estar en la ciudad para poder entregármela. Yo les contesto que 2 noches, y ellos dicen, tan alegremente: “entonces, usted se va el jueves”. ¡¡Ya estamos!!

Claro, si hablamos en términos absolutos, yo llego allí la madrugada del martes (GOOD MORNING), con lo que si cuentas 2 noches a partir de entonces, efectivamente me debería ir el jueves. ¡¡¡Pero NO, COÑO!!! Me voy el miércoles, y paso dos noches allí: la de la madrugada del lunes al martes (la noche que llego), y la del martes al miércoles.

Así que se lo intento explicar: “nooo, que me voy el miércoles, zoquetes. Veréis, duermo aquí esta noche (TONIGHT), y mañana por la noche”. Pero claro, para ellos TONIGHT ya es la noche del martes al miércoles, dado que en realidad YA es martes (repito, que eran las 00:30 del martes). Por lo que, bajo su prisma absolutista, si yo dormía TONIGHT y TOMORROW NIGHT en la ciudad, eso era que dormía la noche del martes al miércoles (TONIGHT), y la noche del miércoles al jueves (TOMORROW NIGHT). Yo intentaba por todos los medios explicarles que sí, que ya era martes, pero que a efectos prácticos era lunes todavía, pero de verdad que no hubo forma: “Noooooo, que duermo aquí hoy lunes y mañana martes” “Pero señor, hoy es martes”¡¡Y dale!! “Ya lo sé, pero es que si no te me pierdes contando noches”. Bueno, y seguimos así hasta que ponen sonrisita como diciendo: este tío está bobo. Quizá si les hubiera dicho que dormía “this morning” y “tonight”, lo hubieran entendido. Pero llegados a este punto, yo me negaba a caer en su absolutismo, que resultaba patéticamente ridículo. Finalmente les dije que se olvidaran del número de noches que iba a estar en la ciudad, y que simplemente anotaran el día que me iba, esto es, el miércoles.

MORALEJA: hay que renunciar a cualquier postura absolutista, incluida esta afirmación.

domingo, 3 de junio de 2007

Historia de una meada de 3 minutos, y de los 2 errores que la ocasionaron

Primero, ubicación: me encuentro en la India, el país en el que el exotismo desaparece diluido en la miseria más absoluta (y casi institucionalizada). El país en el que al menos 900 millones de personas son apenas la sombra de un ser humano. El país en el que todos los perros son como Ayudante de Santa Claus. En concreto, esta breve aventurilla que paso a narrar tuvo lugar en Calcuta (Kolkata, como gustan decir por aquí). Calcuta es, de las grandes ciudades de India, probablemente la más pobre. Bien, pues llego a Calcuta desde Bombay con resaca de la noche anterior, y con tan sólo 2 horas dormidas. Me encuentro a 36º C y una humedad del 90% (calculo…). Tras la visita a mi segundo cliente, éste insiste (y de verdad, que a pesar de mis excusas) en llevarme a su bar favorito a tomar algo.

Segundo, los dos errores: Una vez allí, el cliente pide una Kingfisher (birra india) para cada uno, con la sorpresita de que la botellita es de 650 ml. Yo, agotadísimo, con la cara negra del polvo y la polución consumida tras mis viajes en taxis sin aire acondicionado, con la confianza de que el cliente será comprensivo al haberle contado lo poco que he dormido, y con lo “viajado que estoy” (grácias Carmen), decido que lo mejor será que me la beba rapidito para así acabar antes y que me devuelva al hotel. Evidentemente, este fue mi primer error. En su infinita cortesía y hospitalidad, mi amigo hindú y vegetariano (puro, ni pescado ni huevos), me pide otra fresquita, aunque por suerte consigo que me traigan una de tercio. Finalizamos, y le convenzo para que me lleve al hotel. Al salir del bar, él pasa por el baño, y yo, con 1 litro encima, y con mi vejiga de bebé de 3 meses, decido esperarme a llegar al hotel. Por supuesto, segundo error.

Tercero, desenlace: a mitad camino hacia el hotel, el cliente se baja del coche en su casa y me deja con su conductor/esbirro, quién del inglés prácticamente sólo conoce los números, y eso si llevan la palabra dólar o rupia delante. Llevamos ya media hora en el coche, y los primeros avisos de mi vejiga van llegando. Doy por supuesto que llegaré al hotel a tiempo, pero infravaloro considerablemente el tráfico de Calcuta, y sobrevaloro enormemente el tamaño de mi vejiga. Los riñones, que esos sí me funcionan de maravilla, filtran a todo ritmo, lo cual me obliga ya a ir cambiando de posturitas para no mearme. Valoro la idea de pedirle a mi conductor, por señas, que me pare en un lado para descargar, pero me echa atrás la absoluta oscuridad de las calles y el hecho de que no me apetece mearle a nadie encima dado lo abarrotadas que están. Llevo ya casi una hora de sudores, y ha llegado el momento en el que soy incapaz de controlar el músculo que evita que nos meemos encima (¿Luis, cómo se llama?), y mi única salvación es la opresión manual de la manguerita. La cosa se pone fea: empiezo con dolores de estómago, sudores y lagrimitas. Llegados a este punto, y entrando por fín en calles con alguna luz, golpeo el hombro del conductor/esbirro y le explico con gestos nada sutiles, acompañados del internacional “psshh, psshhh”, que pare a un lado YA o le lavo el coche por dentro. Mi querido adorador de elefantes azules, que de idiomas no sabrá pero de interpretación de caras sudadas y lágrimas en los ojos es un as, echa el coche a un lado y me para en la que probablemente sea la calle más iluminada de Calcuta, indicándome con el dedo que me dirija entre un camión que hay aparcado y la acera a aliviarme. Así que salgo disparado del coche, yo, el único blanquito de la ciudad, con mi nudo perfecto de la corbata, y me ubico entre el camión y la acera, ante la atenta mirada de no sé cuantos millones de hindús y bajo la agobiante atmósfera del lugar, y por fin descargo sin compasión sobre la inocente rueda del camión. Acabando ya, tal había sido mi sufrimiento que me empiezo a marear y casi me desmayo, teniendo que apoyarme en la barandilla de atrás. Por primera vez en mi vida recé a Siva, pidiéndole que me diera tiempo a subirme la bragueta y meterme en el coche antes de perder el conocimiento. Me imaginaba a mí mismo caído boca arriba, con la manguera todavía regando, y que cualquier Ayudante de Santa Claus vendría a jugar como el perrito de la primera escena de Terciopelo Azul. Finalmente me salvé, así que le debo a Siva una barrita de incienso y un collarín de flores. De veras que hoy, más de 24 horas después, todavía me duelen los riñones.

miércoles, 4 de abril de 2007

MEMORIAS DE MARCELO

Extraído del Diario Cuarto: (Nota del Restaurador: es a partir de este, su cuarto diario, cuando parece que Marcelo comienza a escribir pensando que alguien leerá algún día sus escritos. Se empieza a adivinar ya por determinadas frases sutiles del Diario Tercero, pero quizá sea este texto de su Diario Cuarto el que se podría considerar como punto de inflexión en este sentido): “En aquel momento sentí sobre mi ese frío inocuo, el mismo que anuncia en mi mil veces soñada Tierra un otoño tardío. Frío nocturno, que en su obstinado fluir me empuja al hogar de los imprudentes enamorados. Y allí, ya sin solución, sin posibilidad alguna de vuelta atrás, como perro que ha mordido la correa que lo sujetaba a una conveniente seguridad, me enfrento sin dignidad al certero ataque de mi alma, inquieta, enferma en su afán por descubrir el por qué de un millón de sueños y anhelos que caen sobre mí en vertiginosa confusión. Me pregunto si alguien más de la tripulación tuvo aquella sensación. A veces me pregunto si alguien la ha tenido alguna vez. No es posible que sólo yo sepa que ese frío ocasional y que la perseverante noche son algo más que lo que se percibe con nuestros escasos 5 sentidos, ni que sólo yo intuya (porque no se sabe, se intuye), que son el indecoroso corazón en la boca, la blanquecina piel de gallina y la cándida mente transformada en temeraria aventurera, su verdadero legado. Me atormenta pensar que así sea, pero también el hecho de que no sea así, y de que alguien más de la tripulación sea objeto de tal regalo, que ya no sería único. Me he prometido solicitar audiencia para entrevistarme con Nuestro Duque lo antes posible…”

Seychelles??


Esta foto parece tomada en las Seychelles, ¿verdad? Pero, no, esto forma parte de la costa este de Ciudad del Cabo, en dirección al Cabo de Buena Esperanza. Es una costa maravillosa, con esas rocas de granito gigantes y redondeadas, arenas blancas y aguas transparentes, ¡y heladas! La temperatura media del agua aquí es de 14º, que para un mediterráneo nato como yo resulta más que convincente para no meterme en el agua. En cualquier caso, toda esta costa está repleta de rincones encantadores como este, que además están casi desérticos (la foto fue tomada en sábado). Ciudad del Cabo es realmente un viaje aconsejable, para pasar una semanita por allí. Hay mucho que hacer: visitar las zonas productoras de vinos, safaris a ver leones, elefantes, etc, trecking por todos los parques naturales que rodean la zona (no por donde los leones), bañarte en una jaula en alta mar mientras alimentan a los tiburones blancos, buscar pequeños paraísos como el de la foto, etc...